Hace más de dos décadas, una crisis ferroviaria sin precedentes azotó la República Argentina, dejando en vilo a un tendal de pueblos ferroviarios a lo largo y ancho de la Pampa Húmeda, el norte del país y regiones cuyanas, patagónicas y litoraleñas. La privatización del servicio fue una sentencia de muerte lenta para varias localidades interioranas.
Sin embargo, desde principios de los 2000 la gastronomía (en conjunto con la actividad turística) fue el pilar fundamental para el renacimiento de estos parajes olvidados en la inmensidad argentina. Hoy hablamos de otro pueblo que renació alrededor de su símbolo… su estación ferroviaria.
¿QUÉ ES?
Una pintoresca estación ferroviaria de dos plantas ubicada en la zona central de la localidad de Carlos Keen. Hoy fuera de servicio, es epicentro de la actividad gastronómica del pueblo y alberga muestras permanentes y ferias. Está rodeada de un gran espacio verde adaptado como parque recreativo.
¿CÓMO LLEGAR?
Si tenemos en cuenta que es el centro propio de la población de Carlos Keen no tenemos demasiado que agregar. Lo interesante es resaltar que la estación marca perfectamente el punto geográfico medio del lugar, caracterizado por ser una gran manzana verde de casi setecientos metros de largo por doscientos de ancho.
Para llegar desde la vecina Ciudad De Luján, tomando como base la Basílica De Nuestra Señora De Lujan, transitamos la Calle Bartolomé Mitre cruzando el Río Lujan hasta su inmediata intersección con la Avenida Julio Argentino Roca. Siguiendo esta vía en dirección noroeste encontraremos la Ruta Provincial N. º 7 a la cual nos incorporaremos a nuestra izquierda. Siguiendo algunos metros encontraremos a la derecha el Acceso a Carlos Keen, que nos dejará en nuestro destino siguiendo en dirección norte.
Uno de los problemas que presenta este circuito es la falta de señalización vial que organice nuestro paso. La Ruta Provincial N. º 7 carece de referencias, al igual que la Ruta Nacional N. º 7 y el Acceso a Carlos Keen.
Desde la Ciudad Autónoma De Buenos Aires, partiendo desde el punto cero Plaza De Mayo, nos incorporaremos a la Autopista 25 De Mayo en dirección Riachuelo (oeste) desde la Avenida 9 De Julio, la Avenida Paseo Colón o la Avenida Ingeniero Huergo transitándolas hacia el sur. Debemos proseguir hasta el Peaje Dellepiane para tomar la salida hacia la derecha uniéndose a la Autopista Perito Moreno.
La Autopista Perito Moreno seguirá su largo camino hasta el gran cruce con la Avenida General Paz, dando inicio a la Ruta Nacional N. º 7 (popularmente conocido como “Acceso Oeste”) que recorreremos por un largo tramo hasta la Ciudad De Luján, ya fuera del radio urbano del Área Metropolitana De Buenos Aires. La ruta nombrada transita al norte de Luján con varias salidas hacia la ciudad, teniendo nosotros que ignorarlas hasta la salida al Acceso a Carlos Keen, únicamente en sentido a la derecha. Al igual que explicamos anteriormente, la señalización es más bien precaria.
RECORRIDO
Después de transitar a baja velocidad el acceso a la localidad aparece un gran espacio verde, generalmente plagado de automóviles los fines de semana. De la misma forma que entramos, recorremos de forma parsimoniosa las calles que rodean la inmensa manzana central de Carlos Keen. Todas las edificaciones bajas que rodean la plaza merecen una entrada aparte, un ejemplo de cómo conservar ese aire “campestre” sin dejar de modernizarse.
Estacionamos para recorrer el lugar. Primero comemos en uno de los varios restaurantes locales un menú de pastas y el tradicional asado argentino, para luego caminar en los alrededores. Desde cualquier punto vemos el distintivo casco central de la estación, interesante por poseer dos pisos a distinción de otros ejemplos (cómo vimos en Uribelarrea en esta entrada), que se enmarcan como la construcción de mayor altura en los alrededores.
En 1879 nació el pequeño paraje de Carlos Keen, en honor al abogado y periodista homónimo nacido en la cercana Las Flores. Con el crecimiento del tráfico en el ramal Luján–Pergamino de ferrocarril creció vertiginosamente, convirtiéndose en un centro de acopio importante para la zona. En 1930 alcanzó su punto máximo de desarrollo.
A posterior, bajo la depredación del sistema ferroviario, el pueblo permaneció olvidado hasta el renacimiento turístico de los últimos años.
Sobre el este de la gran manzana encontramos el ingreso a la estación. En si se puede ingresar desde cualquier punto, aunque destacamos que esta es la portada “oficial” desde donde ingresan la mayoría de los visitantes al predio. En el pequeño parque que da a la portada frontal, durante los domingos se desarrolla una importante feria. Los puestos ofrecen comidas regionales, recuerdos típicos y elementos gauchescos.
Estamos frente a la construcción. La pequeña casa de dos pisos posee su planta inferior con fachada preservada, en contraposición con el segundo piso que aparece bastante maltratado. A diferencia de otras estaciones desparramadas a lo ancho de la Provincia De Buenos Aires, esta no presenta ladrillo rojo a la vista, sino que se encuentra totalmente revocada a la antigua usanza italiana, con pocos detalles a remarcar. Destacamos algunos detalles Art Decó, especialmente en puertas y ventanas.
El lugar no llama tanto la atención por su arquitectura destacada, o por vestigios históricos que logremos encontrar, sino por la “vida” que emana entre sus espacios. La feria en compañía del espacio verde en los alrededores llena el sitio de masas que disfrutan del aire libre en el ámbito rural. Elegido por excursionistas porteños y bonaerenses, el pueblo colapsa amen de miles de personas que circulan en sus patios y calles.
Damos una vuelta a la parada. Un pequeño andén bajo un alero en chapa de zinc se expande hacia los laterales por varios metros ya sin protección. El interior no está demasiado preservado, teniendo uso actual como baño público dentro de la plaza que enmarca la estación. Notamos la altura que adquieren los espacios internos, sumado a la preservación de los marcos y ventanas originales.
Unos pequeños faroles terminan de adornar el cuerpo principal bajo el techo de tejas rojas que corona su altura. Las vías se expanden hacia las cabeceras del pueblo mientras una figura de la Nuestra Señora De Luján (muy cercana a Carlos Keen) bendice al que visita. En perpendicular hay otro gran galpón que compone el complejo. Un poco más tradicional, el antiguo taller deja ver el ladrillo rojo original y su tejado a dos aguas característico.
Parcialmente reformado y repensado como museo y espacio cultural, el “Granero” conserva la típica estética ferroviaria nacional. Tiene una rampa de entrada por la puerta sur, sin tener andenes laterales vistos en otras estaciones como Uribelarrea. Las vías transitan sobre el centro del lugar y dan una imagen increíble, particularmente durante los atardeceres.
Estación y baños. 
Granero y mástil. 
Vista general del Granero. 
Vista desde las vías.
A TENER EN CUENTA…
ACLARACION: Por la situación actual (Pandemia COVID-19) muchos de los puntos podrían no presentarse de forma tal, por esto recomendamos consultar a organismos oficiales. La visita se dio durante el mes de Agosto de 2021, durante un periodo de reapertura gradual de las actividades recreativas.
- El acceso a la localidad es totalmente asfaltado. Sin embargo, el camino está en mal estado y con algunas curvas peligrosas. Transitar con cuidado.
- Al costado de la ruta podemos encontrar varios puestos de venta de regionales. Recomendamos probar distintas frutas, quesos, pan casero y miel de la región.
- Los fines de semana la afluencia de visitantes es extrema. Al llegar debimos esperar varios minutos para poder ingresar al casco urbano de Carlos Keen, sumado a la dificultad de conseguir estacionamiento. Paciencia.
- Sobre la plaza que forma la estación hay dos estacionamientos improvisados, ambos sobre el césped en las cabeceras. La entrada y permanencia es gratuita, o a colaboración en fechas particulares. Es posible estacionar en la vía pública si se encuentra sitio.
- La oferta gastronómica supera toda expectativa. Con escalas de precios que cumplen todas las posibilidades y opciones de todo tipo. La calidad de los productos locales en conjunto con el avance en la calidad de la restauración crean una posibilidad única para conocer la culinaria local.
- La feria local es otro punto sumamente destacable. Todo tipo de productos son vendidos a la sombra de la estación, dueños de un refinado gusto y tradición local. En nuestro caso, compramos un mate de algarrobo a precio conveniente. Otro destaque.
- La estación tiene algunos carteles que explican en detalle el contexto social e histórico del lugar. El espacio dentro del “Granero” completa la oferta, aunque lo encontramos cerrado.
- No hace falta comentar lo fotogénico que es el lugar. Conviene tener en cuenta que frente al edificio principal hay una pequeña casa abandonada que da acceso a un monte. Otro punto digno de fotografiar.
Cerramos esta visita a la pequeña estación de Carlos Keen. Los invitamos a que descubran estos pueblos vecinos a la Ciudad Autónoma De Buenos Aires, en donde el turismo se configuró como la opción alternativa a la empobrecida micro economía local ayudando a redistribuir los ingresos y la riqueza.
Nos encontramos la próxima semana para hablar un poco más sobre otros lugares que podemos conocer durante el día. Ante los cambios a último momento que venimos sufriendo, rogamos paciencia y esperamos que estén aquí para la próxima entrada. Igualmente, como siempre, existirá una nota al fin de semana.
Leemos sus comentarios y sugerencias, ¡Muchas gracias por leer!
Otro hermoso paseo para tener en cuenta para un fin de semana distinto y la descripción siempre clara y rica de emxem muchas gracias
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