XED – Estación Uribelarrea desde Uribelarrea, Buenos Aires, Argentina.

Cercanos a la Ciudad Autónoma De Buenos Aires, un centenar de pequeños pueblitos ferroviarios y ganaderos han renacido con la incipiente irrupción del turismo gastronómico durante la década pasada. Desde parrillas hasta restaurantes gourmet, estos pequeños caseríos han vuelto a figurar en el mapa ganándole la batalla al olvido.

Hoy hablaremos de uno de ellos, aunque dejaremos de lado (en parte) sus delicias gastronómicas para centrarnos en su historia. Viajamos a la pequeña Uribelarrea, para conocer su estación y los secretos que guarda el pasada local.

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¿QUÉ ES?

Una típica estación ferroviaria de tintes británicos en el acceso de un tradicional pueblo rural de la Pampa Húmeda argentina. Lugar ideal para sentarse a ver el atardecer mientras se toman unos “mates”, o para darle rienda suelta a la fotografía artística, o tal vez simplemente disfrutar de la tranquilidad local. Variadas ofertas gastronómicas en los alrededores.

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¿CÓMO LLEGAR?

Llegar desde el centro mismo del pueblo es bien simple. Desde la Plaza Central Don Miguel N. Uribelarrea soló doscientos metros separan el espacio público de la calle de acceso, llamada Avenida Valeria De Crotto. Este mismo acceso, poco menos de un kilómetro hacia el norte, depositan al visitante en el edificio central de la estación. El acceso es en su mayoría asfaltado, siendo las calles perimetrales de ripio en perfecto estado.

Hablando de transporte público… es casi irrisorio tener que tomar un bus para llegar desde el centro del pueblo a la estación. Sin embargo, existe una línea operativa, la N. º 502, que une la Ciudad De Cañuelas con Uribelarrea pasando por estos puntos. Nuestra recomendación es caminar o usar bicicletas si las poseen.  

Llegar desde la Ciudad Autónoma De Buenos Aires requiere otra logística. Si partimos desde la querida Plaza De Mayo (nuestro punto cero habitual) debemos dirigirnos hacia el sur por la Avenida 9 De Julio o la Avenida Ingeniero Huergo hasta la intersección con la Autopista 25 De Mayo. Nos incorporaremos a la vía rápida Sentido Ezeiza, para recorrer unos largos sesenta kilómetros atravesando toda la ciudad e internándose en la Provincia De Buenos Aires.

Llegados al cruce con la Autopista Ezeiza-Cañuelas tomamos esta última en dirección sur. Una vez en Cañuelas el camino pasa a renombrarse como Ruta Nacional N. º 205. Previo a las cabinas de peaje “Uribelarrea” hacia la izquierda se deja notar el camino de acceso al pueblo que en pocos metros decanta en la estación. En total son casi noventa kilómetros sobre rutas óptimas, con peaje sobre la Autopista 25 De Mayo que pueden consultar en este enlace.

Otra forma de llegar es por medio del tren regional de la Línea Roca bajo su Servicio Cañuelas-Lobos. La frecuencia es escasa, aunque funciona bajo modalidad diaria. El sistema cuenta con soporte de viaje bajo Tarjeta SUBE y se pueden saber los costos en este link.

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RECORRIDO

Seguramente se estén preguntando el porqué de hablar de un lugar en particular dentro de una localidad tan pequeña. Convengamos que Uribelarrea sólo tiene mil trescientos habitantes según el último censo, en no más de cincuenta cuadras dentro de su casco urbano. La respuesta viene, como escribimos al principio, de diferenciar el fenómeno gastronómico de la riqueza histórica y tradicional que goza este destino.

Uribelarrea es otra aldea que nació incentivada por la expansión del ferrocarril a principios del Siglo XX. Desde la Ciudad De Buenos Aires se ramificaron vías férreas hacia cada punto del país de forma frenética, generando todo un circuito productivo ligado a las materias primas y su transporte hacia el poderoso puerto porteño. Entonces, el poder público de aquel entonces, planificó y llevó a cabo la contratación de capitales británicos idóneos en lograr la proeza de comunicar uno de los países más extensos de América Del Sur.

La estación es el claro ejemplo de la típica estación agreste del interior bonaerense. Esta característica nos muestra poderosamente las reminiscencias del pasado de forma evidente.

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Uribelarrea nació en 1890 por acción de Miguel Nemesio De Uribelarrea, de allí su nombre. El pueblo nació como centro agrícola y ganadero para un región que ganaba cada vez mayor preponderancia en la economía nacional.

En 1892 el paraje entra de lleno en la revolución productiva al llegar el ferrocarril a su vida. Entre las décadas de 1930 y 1940 vivio sus días de gloria, estrechamente relacionados con el “boom” de la producción lechera en la provincia.

De forma melancólica Uribelarrea decayó en su producción, perdiendo población y cercanía con la capital. La década de 1990 trajo consigo la degradación definitiva de la red ferroviaria, cayendo prácticamente en el olvido. Recién en los 2000, a raíz de la expansión del turismo gastronómico, “Uribe” encontró un nuevo rumbo.

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Bueno… aquel día llegamos desde la Ciudad Autónoma De Buenos Aires, por medio de la calle de acceso Avenida Valeria De Crotto, encontrándonos de frente con el gran solar que alberga la estación. A cincuenta metros del asfalto se llega a ver el edificio que ofició como taller dentro del complejo ferroviario de Uribelarrea. A día de hoy este edificio contiene el Museo De Herramientas Leopoldo Rizzi, raramente abierto para visitas.

Nos acercamos al lugar. Este edificio se encuentra sobre un andén corto, todo construido en ladrillo rojo y con detalles en hierro, que se eleva a la altura de las antiguas máquinas que pasaron por estos parajes. Sentados sobre el lado opuesto de la parada encontramos una placa que no saca cualquier duda, nombra una empresa (que buscamos y sabemos que ya no existe) de Oldbury, ciudad de las West Midlands inglesas.

El edificio se completa con su techo de chapa a dos aguas que registra el nombre “Uribelarrea” con cierto orgullo. Sirve aclarar que puertas y tejado no son originales, más se mimetizan perfectamente con la autenticidad que encuentra este edificio. Inmediatamente cruzamos las vías. Son dos las líneas férreas que se proyectan al infinito a ambos lados. Como ya dijimos en la primera descripción, sin dudas es EL lugar ideal para los fotógrafos que busquen innovar en su toma.

Cruzando las vías chocamos con el edificio principal. Esta casilla, que todavía oficia como estación propiamente dicha, está un poco más baja que la anterior después de modernizarse con el paso del tiempo. Los materiales son prácticamente los mismos, brillando sus paredes impolutas de ladrillo rojo perfectamente conservadas en contraposición con el azul del cielo y el verde del parque circundante. Tres grandes ventanales de marcos verdes dejan ver el interior de la estación, su antiquísima ventanilla de venta de pasajes, sus relojes siempre a horario y su ambiente de paso para los viajantes.

El andén es un poco estrecho a comparación del taller que lo enfrenta. Efímeramente se ve protegido de la lluvia y el sol por un pequeño alero que cubre la extensión de la administración hasta el borde mismo de la gran vereda. Se ve original este alero, al igual que los cómodos bancos en madera que descansan bajo la sombra. A diferencia de otras estaciones, el techo lo completa un tejado (de tejas) a dos aguas que se interrumpe en una especie de cruz romana.

El resto del complejo lo completan algunos galpones de chapa a lo largo de los casi setecientos metros que cubre la planta ferroviaria. Destacamos también los hermosos carteles que deletrean en mayúsculas la nomenclatura del pueblo. El parque periférico también se puede aprovechar. Algunos asociaciones tradicionalistas tienen sus sede en esta gran manzana con mesas, parrillas y campos deportivos a la sombra de grandes robles y álamos.

Frente a la administración, sobre la Avenida Valeria De Crotto, tenemos varios locales gastronómicos que nos invitan a deleitarnos con nuevos y ya queridos sabores de la pampa argentina. Solo sobre el frente de la estación contabilizamos cerca de diez restaurantes de la más diversa índole.   

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A TENER EN CUENTA…

ACLARACION: Por la situación actual (Pandemia COVID-19) muchos de los puntos podrían no presentarse de forma tal, por esto recomendamos consultar a organismos oficiales. La visita se dio durante el mes de Marzo de 2021, durante un periodo de reapertura gradual de las actividades recreativas.

• Toda el área que contempla la estación parece ser accesible. Podemos afirmar que los andenes lo son en su totalidad.
• Al ser una parada ferroviaria la entrada es libre y gratuita. Si se quiere conocer el interior de la estación debemos tener en cuenta que no siempre se encuentra abierta al público, además de que ya ofició como destacamento policial.
• No hay baños públicos. Algunos de los restaurantes piden consumir para poder usar los sanitarios, otros no. Vale la pena preguntar.
• La estación suele estar bastante habitada por fotógrafos y visitantes curiosos. Sobre el atardecer se da la mayor concentración de turistas.
• Visitar el Museo De Herramientas Leopoldo Rizzi puede ser una tarea titánica. Varias veces fuimos al lugar, nunca lo encontramos abierto.
• Los verdes alrededores son de libre acceso, o por lo menos su uso no está controlado. El uso de parrillas y mesas está naturalizado.
• En todo el poblado encontramos carteles explicativos con códigos QR para conocer un poco más de cada punto de interés. La idea es excepcional, pero la pobre cobertura de algunas empresas de telefonía celular pueden entorpecer la experiencia.

• Los restaurantes y cervecerías de Uribelarrea son asunto aparte. Sumamente recomendables.
• Uribelarrea es la visita ideal a un pueblo de campo desde la Ciudad Autónoma De Buenos Aires. Cerca, directo y de calidad. Super recomendado.

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Termina la entrada de hoy, inaugurando las publicaciones sobre la hermosa Provincia De Buenos Aires y su inmensa diversidad. Como siempre, y más en tiempos de COVID-19, sugerimos estar atentos a las recomendaciones que surgen desde los organismo oficiales de comunicación con vecinos y turistas.

Los esperamos entonces la próxima semana para seguir descubriendo cada vez un poco más lo que nos rodea ¿De qué hablaremos?

Leemos sus comentarios y sugerencias, ¡Muchas gracias por leer!