XED! – Castillo De Dionisio desde Santa Vera Cruz, Provincia De La Rioja, Argentina.

El interior de varias provincias del, a su vez, interior argentino garantiza una realidad alejada del ajetreo constante de las grandes urbes centrales de nuestro país. Sitios en donde “perderse” significa dejar de lado una vida de apuros y adentrarse en la simpleza, la tranquilidad, el autoconocimiento y la lejanía a las facilidades urbanas.

En esa búsqueda de soledad e introspección llegaría por la Costa Riojana en 1973 un ermitaño llamado Dionisio Aizcorbe. Tildado de loco por varios locales de la ignota Santa Vera Cruz, construiría una peculiar edificación a la vera del Cordón Occidental de la Sierra De Velasco. Esta epopeya que se interna en la espiritualidad indescifrable de un hombre nos llevó a maravillarnos de su voluntad y su legado. Los invitamos a conocerlo también, abrimos las puertas al Castillo De Dionisio.


¿QUÉ ES?

Un “Castillo” según su denominación local. Una curiosa y enigmática edificación iniciada en la década de 1970 por el accionar de Dionisio Aizcorbe en Santa Vera Cruz, pueblo del interior riojano. Obra inspirada en relatos bíblicos, corrientes religiosas, piezas artísticas, saberes mitológicos y prácticas espirituales alternativas. Actualmente funciona un museo de sitio en el lugar.

Detalle de las paredes del Castillo De Dionisio.

¿CÓMO LLEGAR?

Desde la pequeña localidad de Santa Vera Cruz vamos a partir desde la pequeña plaza local (única en el pueblo compartiendo su nombre) hacia el sur por la Calle Principal, la única medianamente asfaltada allí. En una pequeña calle que seguiremos de forma directa iremos alternando asfalto, grava y tierra hasta llegar luego de ochocientos metros al castillo. Un letrero de madera marca la entrada al sitio.

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Desde la capital, la Ciudad De La Rioja, saldremos de la Plaza 25 De Mayo hacia el oeste por la Avenida San Nicolás De Bari. Unos metros después la Calle Catamarca nos llevará hacia el norte por poco más de setecientos metros hacia la Avenida José J. Oyola. Ya en la avenida tomaremos la Avenida Yacampis hacia el oeste, la cual seguiremos ininterrumpidamente mientras cambia su nombre a Avenida Ramírez De Valazco y luego a Ruta Nacional N. ° 75.

De ahí en más la Ruta Nacional N. ° 75 nos invitará a conocer toda la Costa Riojana, pasando por localidades como Villa Sanagasta, Huaco, Aminga, Anillaco y Anjullón. En el kilómetro ciento dos del recorrido tomaremos una pequeña calle de ingreso hacia el oeste que nos llevará luego de once kilómetros a nuestro destino. Todo el recorrido es asfaltado, en ruta de doble mano de circulación. Solo los últimos once kilómetros se desarrollan sobre grava.

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Los servicios en ruta no son los mejores, creyendo que es conveniente calcular de la mejor manera posible la cuestión del combustible. El transporte es un tópico problemático al igual que en toda la provincia. Sugerimos consultar en la terminal de la Ciudad De La Rioja si se quiere tomar transporte público. Las app’s de transporte tampoco tienen cobertura en la zona. Si existen taxis y remises desde la capital provincial.


RECORRIDO

El calor forma parte de la variable constante en el interior riojano. Es así como en esa tarde de Enero comenzábamos a ver el sol esconderse por detrás de las sierras como un augurio de un poco de paz climática. Sólo faltaba visitar el último de los puntos que nos disponíamos a conocer en la “Costa Riojana” y el cual suscitaba curiosidad en altas dosis. La curiosidad solo aumento cuando comenzamos a ver lo complejo que podía resultar para el visitante llegar a Santa Vera Cruz en comparación a otras localidades de la zona como Villa Sanagasta, Anillaco o Aimogasta.

Caminos de tierra mediante, entre las estrechas calles de Anjullón y la localidad de destino pudimos empezar a desfilar en el intrincado ir y venir que nos llevaba entre carteles hacia el “Castillo”. Ahí es donde vemos tras una pronunciada curva el cartel que marcaba el final. Habíamos llegado al Castillo De Dionisio mientras el sol comenzaba a esconderse entre las crestas de los cerros más altos hacia el oeste. Desde fuera, y a cierta distancia, no lográbamos distinguir la construcción hasta que una puntiaguda torre despuntó ante nuestros ojos en el prístino cielo riojano. Hacia allí fuimos.

Ingreso al Castillo De Dionisio.

De pronto estamos frente al ingreso. Una pared de algunos metros (¿O un Molino?) esconde tímidamente lo que se encuentra detrás. Posterior toque de campana y pago del boleto de entrada, un guía nos cuenta brevemente sobre la visita que podemos realizar de forma auto guiada en el local. Del otro lado se extiende un largo jardín, lleno de esculturas que nos transportan a India o la China Imperial. Entre caminos se dan los diferentes canteros llenos de vegetación entre cada una de estas figuras.


Nacido en Santa Fe, Dionisio Aizcorbe trabajaba vendiendo muebles en el interior del país. Según algunas fuentes sus actividades se desarrollaban en la zona central, presentándose como carpintero a sus cincuenta y tres años. Llegaría enamorado por una mujer de Tinogasta hasta este punto del país, totalmente alejado del ajetreo de las grandes ciudades y con un ritmo de vida sumamente relajado. La búsqueda de estas cualidades lo llevó a Santa Vera Cruz, instalándose y separándose de Doña Julia Quiroga (su pareja) para seguir sus sueños.

Es ahí cuando levanta su famoso “Castillo”, el cual según sus palabras oficiaba como señuelo en la búsqueda de adeptos para propagar su filosofía de vida. De formas sencillas, Dionisio se convirtió en un personaje entrañable de la provincia al que podía acudir cualquier persona que lo requiriera. Luego de realizar sus metas, moriría a los ochenta y tres años. Hasta el día de hoy la mayoría de los riojanos juran haberlo conocido.


A nuestra derecha vemos la casa propiamente dicha donde paso sus días Dionisio, la cual visitaremos en profundidad dentro de algunos minutos. Mientras caminamos viendo las formas redondeadas de los tótem que construyó nuestro protagonista, empezamos a ver las placas que nos comunican su significado: historias de San Jorge, Jesucristo, la Diosa Brahma, dragones chinos, Budas y “Mandalas” se comprometen para formar paso a paso el relato de la propia religión en la cual creía y predicaba Dionisio.

Para describir el sitio, en un primer momento los caminos se dan sobre una pasarela cementada a nivel del piso. En este sector encontramos la mayoría de los momentos más interesantes dentro del patio a la izquierda de la casa, con mucho verde y la presencia de varias esculturas de más de dos metros de altura. Un poco más allá se eleva algunos metros el camino sobre otra pasarela, esta vez de madera, que lleva a una hermosa glorieta desde donde podremos tener una privilegiada vista del lugar y sus alrededores con increíbles postales de la Sierra De Velasco.

Pasarela de madera y glorieta sobre los jardines.

Otro camino recorre todo el perímetro exterior de la vivienda desde los patios. Las paredes del inmueble están llenos de “Mandalas” y simbología referente al budismo por sobre el resto. Si bien no podemos definir una figura para la casa, podemos decir que tiene una forma predominantemente redondeada hacia un rincón del terreno. Hay dos torreones bien definidos en el frente de curiosa (e indescriptible) figura, cada uno ilustrado con un mito en cada lado. Mientras leemos sobre el Mito De Osiris vemos la pequeña puerta en la cual nos internamos.

Molino y paredes de la Casa De Dionisio.

Ya dentro de la vivienda se puede visitar la sala de estar, con su pequeña cocina artesanal y algunos de los muebles o utensilios que utilizó Dionisio Aizcorbe. Sorprende la magnitud de todo el complejo, más no tanto la vivienda. En los pequeños y acogedores ambientes vemos la vida sencilla que llevaba su creador, siguiendo estrictos lineamientos en cuanto a sus comidas y tiempo libre. Sobre un estante incrustado en la pared están algunas de sus obras literarias en exposición o a la venta. De fondo el tenue murmullo de una televisión nos muestra registros fílmicos del profeta que pudieron ser recuperados y aún intenta hacer perdurar las enseñanzas de Dionisio.

Ante nuestra curiosidad aparece uno de los guías del sitio para contarnos algo más del interior de la casa. Mientras que nos cuenta sobre la calefacción que supo construir su dueño disfrutamos las vistas increíbles que tiene desde las ventanas. Un ingenioso sistema hidráulico proveía el agua necesaria al sitio colectando las vertientes serranas. La misma construcción se encarga de atenuar el calor que empieza a mermar afuera. Las historias sobre la extrañeza que los habitantes locales tuvieron en un inicio para con nuestro protagonista son parte del guion que nos cuentan palabra por palabra.

Interior del Castillo De Dionisio.

Luego de esto comenzamos nuestra retirada. Por el mismo ingreso es por donde salimos hasta el improvisado estacionamiento donde espera el vehículo. Otro funcionario en la puerta nos agradece la visita mientras nos pide que recomendamos el sitio si gustamos de este y reitera su deseo de nuestra vuelta. Santa Vera Cruz parece revivir una vez que el sol se esconde detrás de las cumbres que la rodean. La plaza como centro de la localidad reúne a varios vecinos que se relajan con el agradable clima mientras realizan todo tipo de actividades. A nosotros nos esperan algunas horas de ruta hasta la capital.

El Castillo De Dionisio es un atractivo diferente a muchos otros que hemos visitado. Esta columna ya tiene sesenta y dos entradas sobre puntos en dos países de toda índole, sin embargo nos cuesta horrores poder etiquetar una maravilla tan peculiar. El castillo, al igual que su dueño, es todo un enigma onírico que escapa al contexto en donde se encuentra conllevando todo el tradicionalismo que porta esta región del país. Al contrario de lo que creímos en algún momento, es un imperdible en la visita a la Costa Riojana.


A TENER EN CUENTA…

ACLARACION: Por la situación actual (Pandemia COVID-19) muchos de los puntos podrían no presentarse de forma tal, por esto recomendamos consultar a organismos oficiales. La visita se dio durante el mes de Enero de 2022, durante un periodo de reapertura gradual de las actividades recreativas.

  • La entrada al local es paga. En la fecha de nuestra visita el valor era de AR$200 (U$D1.35), según entendimos, de manera unitaria.
  • En caso de no encontrar al personal en el ingreso, se debe tocar una pequeña campana que está indicada por un cartel.
  • El Castillo De Dionisio se encuentra abierto todos los días de 10:00 Hs. a 19:00 Hs.
  • Al ingreso existe un estacionamiento improvisado a los costados del camino de ingreso. Este no tiene costo y la zona es totalmente segura.
  • El sitio no está preparado para ser accesible, pero podemos convenir que las instalaciones son aptas para recibir a todos los visitantes. Algunos sectores presentan dificultades puntuales siendo los menos dentro del complejo.
  • Existen sanitarios en el lugar, ubicados dentro de la casa de Dionisio.
  • Se brindan servicios de guías tanto en el castillo como en los alrededores serranos. Sugerimos consultar en el lugar o a través de los contactos ofrecidos por la página web.
  • Realizar fotografías está permitido sin necesidad de permiso alguno. Lo recomendamos por la particularidad del lugar.

Se termina aquí otra entrada riojana. La singularidad de este atractivo lo hace prácticamente único en comparación a la gran cantidad de otros sitios que hemos visitado y de los que hemos escrito en este espacio. Sin duda un XED! sin parangón en comparación a muchos de los que hemos publicado de la hermosa provincia norteña.

Pensando en la próxima semana… estamos planificando volver a escribir sobre un provincia de la que hace bastantes meses que no escribimos nada… ¿Tienen alguna idea sobre qué provincia hablamos? Para saberlo los esperamos este viernes a las 20:30 Hs. como todas las semanas.

Leemos sus comentarios y sugerencias, ¡Muchas gracias por leer!

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