HUPM – Un regalo que festeja un destino, no sólo una copa.

¡Alegría! La Selección Argentina volvió a ganar un título expresivo después de veintiocho años de penas. Todos los puntos del país, desde Buenos Aires al pueblo más aislado, salieron a las calles a festejar el triunfo, olvidándose un poco de la pandemia de COVID-19 que acompleja los últimos tiempos. De ahí surge la pregunta… ¿Hasta que punto es tan importante lo que pasó?

Lionel Messi besando la tan ansiada Copa América después de veintiocho años.

Este cuestionamiento no se puede responder con una frase categórica o con un ejemplo sencillo. A día de hoy el fútbol es el deporte de mayor popularidad a nivel mundial, habiendo nacido como un juego medieval típico de la campiña británica. Podemos decir que es la “justa” amistosa (de cierta forma…) que los estados modernos tienen para enfrentarse sin la necesidad de comprar tanques y AK-47.

Dejando de lado la introducción romántica del párrafo anterior, seguramente se pregunten ¿Qué tiene que ver el fútbol con EMxEM? Más allá de que el administrador es un enfermo (en el buen sentido) por este deporte, obviamente.

Bien… vamos a ejemplificar.

Usted es un turista de (inserte país a elección, cuanto menos conocido mejor) que visita Buenos Aires por primera vez y se encuentra en los últimos días de su estadía con la ardua tarea de comprar souvenirs para su familia o amigos. Ahí surge la lista tradicional:

  • Mate (el regalo perfecto).
  • Algo relacionado con la tradición gaucha.
  • Alfajores (preferentemente Havanna).
  • Ropa (camisetas de viaje).
  • Adornos ornamentales (Obelisco, pareja de tango, etc.).
  • Libros.
  • Otros…

Buenos y lindos regalos, sin duda. Sin embargo (obviando el mate) podríamos decir que los presentes tendrían una representatividad un poco limitada sobre la realidad del país. Tristemente pocos se visten como gauchos o mantienen sus tradiciones, los alfajores Havanna son incomparables para el ciudadano de a pie, nadie anda con camisetas estampadas con el “Buenos Aires”, los adornos no son de lo más útil y los libros brindan información hasta cierto punto.

Cada uno elige que quiere llevar hasta su hogar. Desde una visión personal, ese regalo puede ser lindo, feo, extravagante, inútil, pequeño o hasta comestible, pero siempre debe tener “representatividad”. ¿Traerían palillos de sushi desde Sudáfrica? Seguramente no, poco tiene que ver Sudáfrica con esta comida que ni siquiera parece ser popular en Japón. Ahí entramos en la cuestión que deseamos discutir.

¿Quién no tiene algo así en casa?

Entonces… ¿Cuál es el regalo perfecto? Desde nuestra humilde opinión, una camiseta de fútbol.

Si, de la Selección o el club que más le guste ¿Existe institución más ligada a La Boca que Boca Juniors? ¿Más ligada a Boedo que San Lorenzo, mismo en el destierro? ¿Estadio más icónico que El Monumental? ¿Clubes más tradicionales que Racing o Independiente? La lista sigue y se desparrama por cada ciudad que conforma el interior de nuestro país.

Algunas de las tantas camisetas que el administrador tiene de su club, el Racing Club de Avellaneda ¿Le gustará el fútbol?

Antes de rebatirnos, lo que es totalmente válido, vamos a explicar nuestra elección.

Bajo las gradas de los estadios construidos a similitud de sus congéneres británicos se conocieron mientras bailaban tangos nuestros abuelos, se forjaron las alianzas políticas más diversas, los “gringos” se abrazaron con los criollos, se impusieron tradiciones, se crearon identidades, se conspiró contra la opresión y la persecución política, se asentó la urbanidad y se construyó la sociedad argentina.

Cuando se viste la camiseta de un club, o una selección, se porta con la síntesis de una historia, casi siempre transversal en la vida de una ciudad, región o país. No solo es aplicable a Sudamérica o Europa Occidental.

No es difícil ver como los clubes de ex repúblicas yugoslavas enbanderaron la independencia de sus nuevas naciones, pasando de ser filiales de organismos administrativos comunistas a instituciones que coquetean con la ultraderecha. También podemos remarcar la lucha de los clubes egipcios en la Primavera Árabe del 2015, reprimida posteriormente por fuerzas gubernamentales. O de los clubes representativos de minorías, como el Tractor Sazi en Irán, el Diyarbakırspor en Turquía o el Celtic en Escocia.

Por eso, y mucho más, una camiseta es el mejor regalo desde nuestro punto de vista. Es útil, sin sexo específico, más económica que algunas opciones, demuestra respeto y reconocimiento por la porción de “pueblo” que representa junto a sus causas y además… ¡Seguro te quede muy bien!

De izquierda a derecha: Celtic de Glasgow (Escocia), club tradicional de los irlandeses en el exilio británico posterior a la gran hambruna; F.C. Porto (Portugal), gremio de los estibadores navales de la ciudad de Oporto; Fluminense F.C. (Brasil), tradicional club carioca ligado históricamente a la aristocracia y las clases gobernantes; GNK Dinamo Zagreb (Croacia), antigua institución tendiente al comunismo yugoslavo que viró hacia la derecha y encabezó la causa nacionalista croata; SSC Nápoli (Italia), club representativo de la Italia pobre y rural del sur.

Entonces… tal vez nuestra camiseta celeste y blanca no represente sólo a once personas que jugaron un partido. Tal vez decidimos llevar encima el peso de algo más, sin dudas mucho más personal de lo que pensamos. Una hermosa carta de presentación nuestra hacia el mundo.

*Igualmente el mate me sigue pareciendo el mejor regalo posible para cualquier persona que visite estas tierras rioplatenses, pero eso lo discutimos en otro HUPM…

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