La Ciudad De Buenos Aires encuentra entre sus calles montones de opciones que, si bien son localmente reconocidas, no entran en la lista de los lugares a visitar casi obligatoriamente. Muchos son los museos de la ciudad que buscan contar la historia nacional y la relación de la capital con esta. Probablemente pocos lo consigan de manera clara y completa en comparación al que presentaremos.
Por eso, el siguiente museo expone de una forma sin igual la historia de Argentina en diferentes procesos y hechos puntales. Es, sin duda, el museo histórico por excelencia dentro de los límites porteños. Los invitamos al Museo Histórico Nacional.
¿QUÉ ES?
Un museo de propiedad nacional que contiene una de las colecciones de piezas históricas más relevantes de esta nación sudamericana. Su muestra permanente promueve la reflexión sobre la historia oficial de esta parte del mundo a través de sus salas. Se encuentra sedeado en un antiguo caserón de principios del siglo XIX.
¿CÓMO LLEGAR?
Podemos llegar de forma bastante sencilla tomando como referencia el centro de la Ciudad Autónoma De Buenos Aires. Desde Plaza De Mayo (que normalmente tomamos como punto cero en nuestras entradas porteñas) se puede seguir la traza de la histórica Calle Defensa hasta la puerta misma del museo. Teniendo en cuenta esto cabe aclarar que la dirección del local es Calle Defensa N. º 1600, sobre el oeste del perímetro del Parque Lezama.
Lo anteriormente dicho se puede realizar tranquilamente a pie o en bicicleta (recomendamos consultar el sistema de BiciSenda en ese sector de la ciudad). En caso de que se quiera utilizar transporte público sugerimos las líneas de ómnibus N. º 64 (empresa Vuelta De Rocha, de color azul), N. º 86 (empresa DUVI en blanco con detalles en azul y rojo), N. º130 (empresa TABA en amarillo y verde) y N.º 152 (empresa Tandilense en azul, blanco y rojo). La mayoría de ellas transita por la Avenida Paseo Colón, parcialmente dentro del sistema de MetroBus de la Ciudad Autónoma De Buenos Aires. No todos tienen parada sobre el Parque Lezama, aunque si descensos en calles cercanas, a pocos pasos.
Existe la opción de llegar hasta la estación ferroviaria Plaza Constitución desde el sur del Gran Buenos Aires. Desde allí se puede acceder a pie (lo hemos hecho y nunca nos generó problemas de ningún tipo) o trasladarse en el colectivo N. º 4 (empresa Sol De Mayo en blanco y rojo), el cual se puede abordar frente a la estación ya nombrada. Desde allí se puede combinar servicios mediante la Línea C de Subte desde la Estación Constitución.
Para llegar en transporte particular solo basta seguir la ruta hacia el sur de la Avenida Paseo Colón o la Calle Bolívar, la cual es paralela a Calle Defensa. En los alrededores podemos encontrar varios estacionamientos privados de pago, aunque también podemos estacionar en la vía pública siempre que se esté permitido. Encontramos mayores facilidades para estacionar en plena calle dentro de la zona más cercana al museo, como las inmediaciones de la Avenida Caseros y la mencionada Calle Bolívar.
Como en toda la ciudad, tanto Uber como Cabify en sintonía con otras plataformas como Beat o la flamante Didi, ofrecen sus servicios de forma regular. De la misma manera destacamos la presencia de agencias de remises y los tradicionales taxis aurinegros porteños.
RECORRIDO
El museo nos recibe imponente en uno de los puntos de mayor altitud dentro del Parque Lezama, objeto urbano dentro del cual se encuentra emplazado. Por lo menos eso se deja ver desde su entrada, tomando en cuenta que se enmarca sobre el antiguo barranco que terminaba sobre la desaparecida costa del Río De La Plata. La entrada actual se encuentra sobre la Calle Defensa en su intersección con la Avenida Caseros, usándose en la actualidad una puerta lateral ornamentada en hierro con algunos detalles interesantes.
Una vez ingresado al lugar el visitante se encontrará en el que hoy es el patio principal del museo. Desde el patio podemos tener una noción sobre la importancia del edificio. Una galería adornada con diversos recursos ornamentales compone un conjunto ecléctico que en consonancia con los amplios patios internos y el parque circundante dan una idea de la importancia que tuvo el caserón en su época.
La zona, donde se emplaza el museo hoy en día, es señalada por muchos como el punto de desembarco de Pedro De Mendoza en 1536 que permitiría la primera fundación de la ciudad. Antes de integrarse de lleno a la trama urbana, las barrancas y las costas tuvieron diversos usos sociales entre los primeros vecinos.
Posteriormente terratenientes ingleses y estadounidenses compraron y habitaron las tierras, creando grandes jardines con huertos. Recién en 1857 el salteño Gregorio Lezama compró los terrenos y desarrolló aún más sus jardines, dotándolos de nuevas especies arbóreas y piezas artísticas ornamentales. En este período se constituyó de forma definitiva la casona que hoy alberga el museo.
Si bien los jardines inmediatos se encuentran a pocos pasos es preferible entrar al museo y dejarlos para el final.
Posterior registro y explicación del funcionamiento del local se procede al ingreso. El hall de entrada cuenta con una ventanilla de informes y una tienda. Además encontramos a pocos metros los baños dentro del edificio. El sentido de circulación propuesto en este entonces (Marzo de 2021) comienza por las salas de la izquierda.
Actualmente la visita comienza con una interesante (y necesaria) muestra permanente que retrata mediante imágenes, archivos audiovisuales e infografías a los primeros habitantes de nuestro país: los pueblos originarios. Si bien la muestra encuentra su foco en los pueblos habitantes del noroeste argentino y países cercanos a la zona (Chile, Bolivia y Perú) entendemos que la muestra ordinaria es bastante más abarcativa, ya que por un proceso de remodelación parte del acervo no se encuentra abierto al público.
Dejando de lado los documentos audiovisuales, este fragmento de la visita se hace sumamente interesante por los objetos pertenecientes a estos pueblos que vemos expuestos. Desde utensilios de uso cotidiano como peines, vasijas, platos o telares hasta otros más inusuales como instrumentos musicales o pipas. La exposición se reduce a dos salas. Si esta temática es de su interés les recomendamos leer esta entrada que hace una semanas subimos a la página ¡Les va gustar!
Una vez vista la anterior sección del museo entramos a una muestra temporal que por aquellos días se encontraba en exhibición. Esta muestra eventual se titula “Panorama Cándido”. Consta de alrededor de treinta cuadros del pintor argentino Cándido López, quien batalló en la Guerra De La Triple Alianza entre Argentina, Brasil y Uruguay ante Paraguay.
Cándido López vio como su vida cambió en 1864 al estallar la Guerra De La Triple Alianza. Durante los años previos había logrado retratar al entonces presidente Bartolomé Mitre, ganando prestigio entre sus congéneres. En este año decidió enrolarse en el ejército para ser teniente dentro de un batallón que combatió en la infame guerra. Como sustento, envió a Buenos Aires retratos del frente de batalla que eran vendidos en la capital del país.
Tristemente, en la Batalla De Curupayty, una granada destrozó su brazo derecho. Una vez amputado volvió a su residencia en San Nicolás De Los Arroyos y comenzó a pintar con su mano izquierda con la esperanza de trabajar de su arte y evitar sofocos económicos.
Bajo el mecenazgo de Bartolomé Mitre logra concluir 52 obras que retratan lo vivido en los campos de batalla basándose en bocetos realizados in situ. Muere en su campo en Baradero, en 1902.
Yo (Matías, autor de esta entrada) tuve la posibilidad de ver la exposición prácticamente completa hace algunos años en el Museo Nacional De Bellas Artes, por ende el factor sorpresa desaparece y la fascinación no es la misma. Sin embargo, es imposible no admirarse cada vez que uno se encuentra frente a frente con estas representaciones.
El nivel de detalle de las escenas es sencillamente surreal. Este conflicto se caracteriza también por ser visualmente bastante poco abordado, por lo menos desde una óptica realista y argentina, por esto se deja ver el valor histórico incalculable que tiene esta colección. Existen otros objetos en exposición contemporáneos a este proceso histórico, aunque sinceramente la obra de “Cándido” se lleva todas las miradas.
Una vez abandonada la sala que alberga temporalmente las pinturas se procede hacia un enorme salón que actualmente cumple las funciones de auditorio. Adornada por varios frescos inmensos con motivos patrióticos, el espacio presenta un pequeño escenario en donde se pueden realizar diversas actividades. Su ubicación central dentro de la edificación le confiere una atención central dentro del complejo del edificio.
Posterior a esta sala se puede visitar la muestra permanente dedicada al General Don José De San Martin, libertador de varias naciones sudamericanas. La primera imagen que el visitante observa mediante el pasillo que conecta las salas involucradas es una reproducción a igual escala del dormitorio que vio los últimos días de la vida del prócer. Es una réplica exacta, con algunos objetos originales, de su dormitorio en Boulogne-Sur-Mer, hoy en Hauts-de-France, Francia.
A través de un largo pasillo se van sucediendo fragmentos de la historia del padre de la patria, exponiéndose desde objetos de uso común (como ropas o condecoraciones) hasta representaciones artísticas de batallas y momentos cumbre en las campañas militares llevadas a cabo. No solamente se enfoca en la persona, sino que también se aprecian piezas pertenecientes a colaboradores y otras personas cercanas.
El museo tiene su punto culmine en un largo pasillo a media luz, que exhibe de a pares y a lados iguales, una extensa colección de armamento bélico utilizado durante las guerras de independencia y perteneciente a sus más cercanos generales y soldados. A quien guste de estas piezas bélicas históricas recomendamos deleitarse con este tramo de la visita.
Llegando al final de este pasillo encontramos el tesoro de mayor importancia simbólica e histórica de la instalación… el Sable Corvo de Don José de San Martin.
Este sable, comprado en Londres por el mismísimo San Martín, acompaño al general en prácticamente todas sus batallas. En testamento el arma fue delegada a Juan Manuel De Rosas para, muchos años después, ser depositada en este museo.
Sin embargo el sable fue robado en dos ocasiones, hasta que recién en el año 2015 volvió a incorporarse a la muestra permanente del museo.
Las palabras sobran para describir el acierto que es la ubicación del artefacto dentro de la muestra y la ornamentación de la sala en consonancia con el objeto y su valor iconográfico para el país.
Para finalizar podemos visitar el patio externo, en donde se exponen varios cañones de artillería y campanas de la antigua Buenos Aires. Se destacan una serie de cañones que pertenecieron a la defensa de la Isla Martín García. Este sector encuentra su centralidad alrededor de un pintoresco aljibe que decora el ambiente exterior.
Patio externo. 
Sala de ingreso. 
Muestra de pueblos originarios. 
Detalle de la muestra sobre pueblos originarios. 
Muestra temporal “Panorama Cándido” 
Sala Auditorio. 
Exposición sobre el General José De San Martín. 
Sable Corvo de San Martín. 
Maqueta del museo. 
Vista del museo desde el aljibe del patio exterior.
A TENER EN CUENTA…
ACLARACION: Por la situación actual (Pandemia COVID-19) muchos de los puntos podrían no presentarse de forma tal, por esto recomendamos consultar a organismos oficiales. La visita se dio durante Marzo del 2021, bajo régimen extraordinario teniendo en cuenta la situación.
- Actualmente la entrada al museo es gratuita, aunque se debe reservar con anterioridad el acceso mediante el sitio web del museo teniendo en cuenta la disponibilidad de turnos para su visita.
- Todos los ambientes son completamente accesibles. No presenta ningún desnivel o pisos altos (por el momento).
- Se puede tomar fotografías siempre y cuando no se utilice flash. Es un hecho bastante inusual teniendo en cuenta los reglamentos de otros museos dentro de la ciudad.
- La visita puede ser realizada de forma completamente auto guiada, siendo lo recomendado por nosotros. Existe la posibilidad de visitas con guía, aunque durante la visita no se nos ofreció (suponemos por la situación de pandemia).
- La exposición permanente es bastante mayor a la que pudimos visitar. Desde principios de 2020 se comenzaron a realizar cambios que resultaron truncos una vez empezadas las sucesivas etapas del aislamiento obligatorio por COVID-19. La exposición se deja ver en partes en algunas escaleras a la vista, como cuando en salas que dan al subsuelo se pueden divisar piezas arqueológicas pertenecientes a las misiones jesuíticas de la actual Provincia De Misiones.
- Durante nuestra visita no encontramos puntos de venta de comestibles dentro del predio. Los baños públicos son de libre acceso y se encuentran en buen estado.
- No se necesitan conocimientos previos para visitar el MHN, aunque recomendamos informarse (por lo menos) vagamente sobre los temas tratados para aprovechar mejor la visita.
- El patio externo es EL lugar ideal para tomar fotografías.
Así cerramos la visita al Museo Histórico Nacional. Como siempre repetimos… recomendamos consultar a los organismos de turismo correspondientes para tener todavía mayor información sobre las posibilidades de visita y las muestras temporales. La misma página del museo contiene abundante información adicional interesante.
Esperamos que les haya gustado la entrada. El próximo viernes y a la misma hora los esperamos para una nueva entrada. En estos días vamos a dar algunas pistas en nuestras redes sociales sobre el lugar del que hablaremos.
Leemos sus comentarios y sugerencias, ¡Muchas gracias por leer!
Impecable !!!!!!
¡Muchas gracias Laura! 😀
Excelente descripción de lo que es hoy el MHN, como siempre muy completa y detallada. Un lugar que invita a volver cuando termine su remodelacion.
¡Gracias Nancy! Justamente buscamos eso, describir el lugar de la forma más detallada y pormenorizada posible. Esperemos pronto termine la remodelación y se pueda visitar en su totalidad el MHN.