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XED! – Parque Florentino Ameghino en Parque Patricios, Comuna N. ° 4 de CABA, Argentina.

Volver a escribir sobre Parque Patricios después de bastante tiempo nos trae buenas nostalgias. El barrio del Globito, del Ringo Bonavena y del homónimo Parque De Los Patricios. En la tradicionalísima geografía porteña es uno de los nombres más reconocidos al sur de la ciudad. Conocido también es el Parque Florentino Ameghino, del cual hablaremos hoy en resumidos diez párrafos para fomentar su visita.

Pero de la otra vereda el pulmón verde es un verdadero arcón que guarda algunos de los secretos más oscuros de la ciudad. Ese rincón del barrio al sur tiene mucha más historia de las que sus transeúntes diarios quizás conozcan o que los mismos vecinos comenten entre conversaciones y chismes. A la bajada de la Avenida Caseros nos vamos a conocer el Parque Florentino Ameghino.


¿QUÉ ES?

Manzana que alberga un parque (plaza para algunos) delimitado por la Avenida Caseros y las calles Monasterio, Santa Cruz y Uspallata. Antigua chacra de relevante importancia histórica y posterior cementerio porteño. Parque desde la década de 1940 con importante relevancia escultórica y de esparcimiento. Zona de gran importancia para Parque Patricios, en conjunto con la Ex Cárcel De Caseros y el Hospital De Infecciones Francisco Javier Muñiz.

Antiguo Letrero del Parque Ameghino.

¿CÓMO LLEGAR?

Partiendo desde Plaza De Mayo, como prácticamente siempre, comenzamos hacia el oeste desde dicha cabecera mediante la Avenida De Mayo. Cruzaremos la Avenida 9 De Julio siempre manteniendo el sentido occidental hasta llegar a su unión con la Avenida Rivadavia. Por esta misma avenida continuaremos manteniendo dirección, llegando a la Plaza Miserere y el cruce con la Avenida Jujuy que tomaremos hacia el sur con hasta el momento casi tres kilómetros de recorrido.

Otros tres kilómetros más nos encontrarán de frente con la Avenida Caseros, vía fundamental de Parque Patricios que tomaremos a nuestra izquierda. En cuatrocientos metros llegamos a destino. Todo el recorrido se da en ámbito urbano y totalmente asfaltado. Se puede llegar también utilizando la Autopista 25 De Mayo en parte, gracias a su cercanía con el barrio. Sin embargo, la opción que ingresa a los barrios sigue siendo en tiempos la mejor decisión.

El transporte público tiene su mayor presencia sobre la Avenida Caseros. En la misma vereda del parque que da a la vía contamos con la presencia de las líneas de ómnibus N. ° 6, 9, 25, 28, 50, 65, 91, 95, 133, 134 y 150. En alrededores las líneas N. ° 37, 46 y 118 se suman hacia diferentes sentidos. La cercanía con la estación de “Subte” Caseros de la Línea H brinda otra opción de conectividad a sólo trescientos metros del parque. A poco más de seiscientos metros al sur se encuentra la Estación Buenos Aires del Ferrocarril Belgrano Sur, actualmente inactiva por reparaciones.

La presencia de taxis es constante, al igual que la disponibilidad de plataformas virtuales como Uber, Cabify, Beat o Didi.


RECORRIDO

El parque ondulado que siempre aparecía al sur de la Avenida Caseros siempre nos llamó la atención. Tal vez sea por los desniveles que le dan su toque distintivo, o por su locación frente a uno de los históricos complejos carcelarios que durante años tuvo la Ciudad De Buenos Aires dentro de sus fronteras. Lo cierto es que el Parque Florentino Ameghino es un poco más grande que una plaza común. A simple vista son casi cuatro manzanas en clara bajada hacia el sur encontrando su fin en la Calle Uspallata. Ese día la visita iba a comenzar por la esquina de Avenida Caseros y la Calle Monasterio.

Ingreso por Avenida Caseros y Calle Monasterio.

La vereda se interna en la senda que cruza el parque en diagonal. En aquel entonces la cartelería nos brindaba su bienvenida al “Parque Ameghino” bajo su nombre en versión acotada. La hilera de árboles que demarca el perímetro de las veredas no pierde su naturaleza frondosa hacia el interior desde nuestra vista por el momento externa. Hacemos algunas tomas con nuestro celular mientras ingresamos, ahora si, al parque. Su nombre lo debe a uno de los personajes históricos más importantes en la nutrida historia científica argentina, el naturalista Florentino Ameghino el cual brinda su nomenclatura al espacio desde 1928.


De nacimiento italiano, como muchos posteriores argentinos en aquella época, migró desde Moneglia (su ciudad natal cercana a Génova) a muy temprana edad radicándose en la Ciudad De Luján junto a sus padres. En estos mismos pagos realizaría sus primeros trabajos científicos relacionados con la cuenca del Río Luján y los campos adyacentes. Un viaje a la Exposición Universal De París De 1878 y su posterior regreso a Buenos Aires decantaría en el reconocimiento académico siendo catedrático en la Universidad Nacional De Córdoba y vicedirector del Museo De La Plata designado (nada menos…) por Francisco Pascasio Moreno, con quien luego tendría marcadas diferencias.

Sin embargo, lo más destacado de nuestra figura son algunas de las teorías planteadas en su tarea profesional. Entre algunas de las tesis que planteo el naturalista se encuentran la coexistencia entre seres humanos y megafauna extinta en la Región Pampeana de nuestro país o el posible origen múltiple del ser humano y su evolución en América de forma paralela a la teoría generalmente conocida. Murió a la corta edad de 57 años en la Ciudad De La Plata al resistirse a una cirugía.


El camino se curva levemente hacia el centro. A nuestra derecha un sector de juegos para niños le da un poco de vida al rincón del pulmón verde. Se siente cada vez más el desnivel, salvado por los escalones progresivos y las casi indetectables rampas. Por otro lado, entre el verde otros niños juegan al fútbol (cuando no en esta ciudad y este país) mientras sus padres disfrutan de un mate entre amigos. Por primera vez vemos hacia el centro del parque el monolito que venimos a ver, del cual se enteraran sus detalles más tarde en la entrada. Entre árboles aún sin florecer, vemos el canil que da lugar a las mascotas a visitar el sitio.

Sendero ondulado hacia el centro del Parque Ameghino.

El camino deriva en otra conjunción, parte donde el sendero como eje desde la Calle Monasterio hacia la Calle Santa Cruz divide el parque en dirección este-oeste. Esa senda se separa en dos pasillos gracias a un tabique con macetero, motivo que provee aún más vegetación y que parte desde la misma vereda hacia el centro. Ya por ese mismo camino vamos hacia dentro, siguiendo la silueta blanquecina que (en parte) fue el motivo de nuestra visita desde el primer momento. Es que más allá de ser un parque y configurar su atractivo como tal, el terreno pre existente cumplió otras funciones un poco más macabras en el pasado.


El antiguo paraje del que forman parte estas tierras eran propiedad de la Familia Escalada, aquella que entraría en la historia por María De Los Remedios De Escalada, esposa del General Don José De San Martín. Sería vendido entre varios dueños hasta encontrarse en manos de Claudio Mejía, quien la vendería posteriormente a la Municipalidad De Buenos Aires en 1867. Ante la falta de recintos de su tipo, teniendo en mente la cantidad de victimas mortales del cólera, se dio inicio al “Cementerio Público Del Sud”

Una epidemia de Fiebre Amarilla en 1871, presuntamente llegada en un barco a vapor desde Río De Janeiro, comenzaría una catástrofe sin precedentes para la Buenos Aires de fines de siglo. Ante la tardanza en las acciones preventivas por parte de la municipalidad, las muertes llegaron a registrarse en torno al número de 400 victimas diarias. El cementerio en menos de un año colapsó, debiendo clausurarse ante el tamaño de dicho acontecimiento y la imposibilidad de seguir operando como tal. En 1892 comenzó a oficiar como parque, tomando su nombre original en 1928.


Ahora frente a la escultura nos toca contemplar la composición. El monumento va subiendo acostándose cual pirámide, siempre manteniendo el color blanco en todos sus rincones. Sobre la base se yergue una estructura similar a la de un relicario. Además de las inscripciones que homenajean a los caídos en la lucha contra la epidemia, notamos también en uno de sus lados la reproducción de la famosa obra de Juan Manuel Blanes titulada Episodio De La Fiebre Amarilla alusiva al mismo. Son cuatro pilastras que soportan, al menos visualmente, el frente de cada lado de la escultura. Esta se remata con la figura femenina que vemos en las fotos, entendemos como representación de todo el cuadro de situación presentado.

Monumento a los Caídos por la Epidemia De Fiebre Amarilla.

Sobre los laterales también leemos las inscripciones que recuerdan a los caídos en el cumplimiento del deber médico. No resulta raro más allá de la epidemia ya nombrada, a ambos lados del parque se encuentra el Hospital De Enfermedades Infecciosas Francisco Javier Muñiz, al noreste el Hospital Carlos Bonorino Udaondo y la sede del organismo gubernamental ANMAT, y algunos metros más al norte el Hospital Pediátrico Juan P. Garrahan. El grabado esclarece nombrando a algunas de las personalidades más importantes de la salud nacional entremezclados en los nombres de las calles de la ciudad: Francisco Javier Muñiz, Adolfo Argerich o Guillermo Zapiola.

Tal vez una frase inscripta en uno de los laterales sintetice la esencia del mensaje de la obra: “El sacrificio del hombre por la humanidad es un deber y una virtud que los pueblos cultos estiman y agradecen”. Así seguimos la visita, ya con otros aires de solemnidad impuestos por el monumento injustamente vallado, entendemos para protegerlo de la forma menos intrusiva posible del vandalismo. El trazado en la superficie ondulada no deja de sorprender. Un poco desfavorecidos por el momento del año recordamos como en primavera la vegetación explota primero en jacarandás violetas, para luego dar paso a la explosión amarilla de las flores de Tipa. Pulmón sumamente importante para el Barrio De Parque Patricios.

Detalle del monumento y “Un Episodio De La Fiebre Amarilla”.

Del mismo espacio en el cual retiraron ataúdes del antiguo Cementerio Del Sud hasta la década de 1940, hoy juegan libres los niños en el flamante patio de juegos que vemos hacia el oeste del parque y ya nombramos. Ese mismo canil invita a las mascotas a alejarse un poco de sus dueños y disfrutar del aire libre con la compañía de semejantes. Los hospitales alrededor de la manzana, dueños de imponencia y seriedad típica de su tipo, o los restos de la antigua “Ex Cárcel De Caseros“, nombre popular de la ex penitenciaría identificada con los más terribles horrores carcelarios pasados en Buenos Aires, no logran apagar la apacible energía del parque que recarga a los cientos de porteños que juegan y toman mate en su verde césped.

En este derrotero que nos llevó a conocer varios puntos de la Ciudad De Buenos Aires en los últimos años, aun subsisten varios edificios históricos, galerías, calles e iglesias que nos retrotraen a la tragedia ocurrida en esta ciudad durante todo el año de 1871, casi siempre ubicados en los barrios de San Telmo, La Boca, Monserrat o San Nicolás. Tal vez injusticiado, o no, el valor histórico de la parcela del parque dentro de un paraje entonces marginal de la primitiva Buenos Aires nos tienta a imaginar las penurias de aquellos días que marcarían a fuego la evolución de la ciudad tanto desde lo demográfico como lo urbano, está vez cambiándola para siempre.

Caminos del parque hacia el “Hospital Muñiz”.

Queda terminar nuestro recorrido. Es un día gris en el que el cielo amenazaba con llover y el Archivo General De La Nación nos espera para desvendar sus secretos en una ansiada visita guiada que pactamos con antelación. En el transcurso de los años (porque si, ya pasaron casi tres años de nuestra primera visita) el parque fue visitado por nosotros en reiteradas ocasiones, más los sentimientos y las sensaciones permanecen intactas desde aquel primer día y hasta que fueran volcadas en texto aquí.


A TENER EN CUENTA…

  • El parque cuenta con ingreso y permanencia libre y gratuita. No se encuentra vallado perimetralmente, por lo que es posible visitarlo a cualquier hora del día.
  • No hay baños públicos en el parque ni otros servicios similares. Cabe recordar que al encontrarse cercano a la zona comercial de Parque Patricios hay varios comercios en los cuales (previa consumicion) podremos usar los sanitarios.
  • En cuanto al desnivel del parque y la accesibilidad motriz, en líneas generales parece cumplir con lo requerido. Prácticamente todas las superficies onduladas son salvadas por rampas en buen estado.
  • Sobre la cuestión histórica comentada prácticamente no existen registros en el lugar más allá del monumento central. En caso de querer saber un poco más sugerimos visitar otros puntos de la ciudad en los barrios de San Telmo, La Boca y Monserrat específicamente.
  • El estacionamiento en vía pública es libre y gratuito en líneas generales, pudiendo ser medido en algunas veredas y mensurable con la aplicación para móviles Blinkay. Hay estacionamientos de pago a cierta distancia sobre la Avenida Caseros.
  • Avenida Caseros concentra la actividad comercial en Parque Patricios, al oeste del parque se suceden varios comercios de todo tipo habiendo también notables propuestas gastronómicas.
  • En general la región donde se encuentra el Parque Ameghino es segura. Existe un destacamento policial cercano y es ampliamente transitada durante el día. La zona de hospitales al sur puede ser más aprehensiva, sobre todo en la noche.
  • Otra opción para visitar el barrio es tomar las bicicletas públicas de la Ciudad De Buenos Aires, de uso gratuito por determinada cantidad de tiempo, luego pago a baja tarifa. En el parque encontrarán disponibilidad de las mismas en un punto de recogida.
  • Las fotografías que puedan tomar en el parque seguramente estarán centradas en su monumento principal o sus ondulaciones, también el contraste con la Ex Cárcel De Caseros es llamativo.
  • Hemos visto varias veces que la presencia de visitantes deja un poco de basura en la zona. De más está decir que se debe cuidar el lugar. Este cuenta con cestos de residuos entre sus senderos.

Por hoy nos despedimos del Barrio De Parque Patricios y sus historias. Más adelantes escribiremos sobre otros sitios en la ciudad donde aún resuenan los ecos de la epidemia de Fiebre Amarilla de 1871 que dejó marcas indelebles entre los relatos del horror vividos en la capital porteña, sobre todo al sur de la ciudad.

En la próxima entrega tendremos una de las últimas entradas (al menos en esta etapa) referidas a la bellísima Provincia De La Rioja, la cual debemos hace ya casi tres años. Con nuestros escritos intentaremos seguir recordando aquella experiencia y traer otro sitio más para visitar por el día dentro de la Ciudad De La Rioja.

Leemos sus comentarios y sugerencias, ¡Muchas gracias por leer!

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